Los espectros by Leonid Andréiev

Los espectros by Leonid Andréiev

autor:Leonid Andréiev
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 1919-04-15T00:00:00+00:00


Los demás testigos se acercaron al altarcito, ante el cual esperaba el sacerdote.

—¡Levantaos!—proclamó en alta voz el ujier.

Todo el mundo en la sala se levantó y volvió la cabeza hacia el altarcito.

—¡Levantad la mano!—dijo el sacerdote.

Todos obedecieron.

—¡Repetid lo que voy a decir!

Luego, cambiando de voz, continuó en tono más solemne:

—Me comprometo y juro...

Los testigos repitieron en voces diferentes, y no todos a una:

—Me comprometo y juro...

—Ante Dios Todopoderoso y ante su Santo Evangelio...

—Ante Dios Todopoderoso y ante su Santo Evangelio...

El presidente lanzó un suspiro de satisfacción; al fin, todo estaba arreglado, y el mecanismo judicial, después de aquel entorpecimiento, funcionaba con regularidad, como es necesario.

Los testigos, excepto Karaulova, fueron alejados de la sala.

—Karaulova—dijo el presidente—. El tribunal le permite a usted no prestar juramento; pero no olvide usted que debe decir toda la verdad, según su conciencia. ¿Lo promete usted?

—No puedo prometerlo, porque no tengo conciencia.

—¿Y qué quiere usted que hagamos nosotros? —exclamó con desesperación el presidente—. Le pedimos que diga la verdad. ¿Comprende usted?

—Diré lo que sepa.

Media hora más tarde, el interrogatorio de los testigos había terminado. El mecanismo judicial funcionaba de nuevo regularmente. Las preguntas eran seguidas de respuestas. El adjunto del fiscal tomaba notas. El reportero dibujaba, con aire grave y atareado, cabezas de mujeres. El acusado daba explicaciones detalladas.

—En cuanto al recibo del Monte de Piedad, tengo el honor de declarar al tribunal...

—En cuanto a mis visitas a la casa de tolerancia, donde, según la acusación, gasté sumas muy fuertes, sólo estuve en ella cuatro veces: el 21 de diciembre, el 7 de enero, el 25 de enero y el 1 de febrero. Las tres primeras veces todos mis gastos fueron pagados por mi camarada Protasov; la cuarta vez pagué una suma insignificante, lo que puedo probar con la cuenta del ama...

La sala hallábase bien alumbrada, y se estaba allí a gusto. Fuera caía, en gruesos copos, la nieve. La justicia seguía su curso como una máquina perfecta.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.